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Actualidad y futuro de Cuba: tocar fondo

Los esclavos felices son los peores enemigos de la libertad

Marie von Ebner Eschenbach (1830-1916)

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En el análisis sobre la actualidad y el futuro de Cuba persisten efectos de la manipulación, la censura y el control de la información. Nos perdemos entre consignas, elogios y agresiones en redes sociales mientras Cuba sigue hundiéndose. Hay que tocar fondo. Las 593 reacciones y 244 comentarios a un post reciente en Facebook del baracoense José Ángel Turro Romero, durante una semana, invitan a reflexionar sobre diagnósticos y soluciones. 

El texto fue elogiado y replicado en el concurrido muro de René González Shwerert, uno de los Cinco. Luego se compartió de nuevo en el muro del autor con un agradecimiento a González Shwerert, y después fue compartido en otros. La mayoría de las reacciones en el perfil del autor fueron encomiásticas, y las que interpelaron algo no se debatieron. En el de René, el debate siguió esa tónica pero ofreciendo una visión más crítica y pragmática de la realidad, especialmente respecto al mercado y el modelo económico. Factor común: rara combinación de elogios, frustración y hastío.

Persistir en las críticas al vacío, distribución colectiva de la culpa o adjudicarla a factores externos, continua favoreciendo al poder y perjudica la educación cívica de la ciudadanía. Así, la culpa toca a menos y el gobierno queda exonerado, casi una víctima.

Ya no es noticia cuestionar el modelo económico, pero se pasa por alto que el problema es del modelo de sociedad, luego, es ante todo político. ¿De quién es la responsabilidad? ¿En serio lo que existe hoy en Cuba lo ha creado el capitalismo? ¿Son las relaciones mercantiles las que entran para mal en Cuba?

Llevamos más de sesenta años «construyendo el socialismo» y/o experimentando según la voluntad de líderes que no pagan por sus errores, más bien los ratifican al reciclar viejas recetas fallidas. Cuentan para ello con un poder absoluto que controla hasta el pensamiento. Han persistido en rechazar mercado y propiedad, y también por eso estamos arruinados, ¡son leyes económicas y existen desde mucho antes!

¿Es más justo y humano el sistema que tenemos en Cuba? ¿Más que cuál?  Tenemos récord de presos políticos y de conciencia, el gobierno viola impunemente la Constitución y los derechos humanos, disminuye inversiones y gastos en la esfera social, la agricultura y la ciencia, al tiempo que favorece la creación y concentración de riqueza en manos de la clase política, especialmente los militares. Y no rinden cuentas ni los podemos cambiar en elecciones.

Del diagnóstico

1.- El egoísmo y la cultura del «yo tengo» no son de los «mipymeros» —como afirma el referido texto—, vienen desde los noventa, son hijos de la crisis crónica, la mutación de la estructura socioclasista y los valores. En esa etapa se amplió un tanto el espectro de los ricos, cuyos pioneros pertenecen a la clase política devenida «nueva clase» desde mucho antes. Mientras, la ciudadanía continúa empobreciéndose, emigrando y viendo fracturadas las familias.

2.- También son viejos la miseria, la depreciación del peso cubano, el ensanchamiento de la pobreza y la emigración de profesionales a sectores donde se pueda sobrevivir. Vivir del salario estatal es imposible hace décadas, por eso desde los ochenta al menos se iban los profesores del sector de educación, pero mientras pudieron disfrazar eso lo hicieron. Luego, como parte de la cultura emergente de la «revolución», empezaron nuevos «maestros» de «huevo» sin «h». Cambié a mis hijos de escuela dos veces huyéndoles, hasta que me avisaron que estarían en todas.

3.- Es real que hoy se aprecian autos lujosos y otros contrastes, pero los hay, como los «nuevos ricos», porque ya existían pero estaban muy alto y muchos no lo veían. Hoy, ¿quién no sabe en manos de quiénes está la riqueza, la carne que no se vende al pueblo pero se entrega pagando online en dólares desde el exterior? ¿De quién es el monopolio de esas empresas, las comunicaciones, el turismo y todo lo que de verdad genera dinero en Cuba?: ¡Del  Estado y de la misma clase política corrupta con sus familias extendidas!

4.- Dejar hacer algo al sector privado cuando no hay más remedio ha permitido preparar su control, que el coto de los verdaderos ricos no se toque y que pueda revertirse cuando lo deseen. También, que la culpa de la explotación del Estado se traslade a dicho sector, a la parte que la gente ve y le toca de cerca. No es competencia natural, es la imposición del poder político-estatal corrupto amparando a los verdaderos ricos y apuntalando a un ineficiente sector empresarial estatal cuyos resultados no se traducen en lo social.

5.- No «están en peligro» las llamadas «conquistas sociales» como afirma el post. Ellas no existen, son parte del imaginario y el recuerdo de algo que en definitiva ocurrió en tanto fuimos subvencionados por una gran potencia —intereses geopolíticos de por medio—, no por la creación de riqueza. Era el factor de consenso político en torno al gobierno, que sabía la realidad y que sería insostenible. Pudieron más la imagen, los egocentrismos y el voluntarismo, unidos a la mentalidad dependiente y parasitaria. Lo demás es la novela romántica que dentro y fuera de Cuba algunos se empeñan en ver, o les conviene ver. Entonces ¿qué es lo que se defiende hoy?

6.- Ciertamente, el uso de eufemismos es parte de la neolengua del totalitarismo cubano. «Formas no estatales de producción» no es un concepto del pueblo sino del gobierno, de los burócratas. También lo son «período especial», «libreta de abastecimiento» y otros, porque también nos han manipulado políticamente a través del lenguaje. ¡Cuánta vigencia, Orwel!! El nuestro habría sido un tremendo laboratorio para su obra 1984!

De soluciones

1.- Es verdad que necesitamos una revolución, esto no da ya para reformas, se les acabó el tiempo. Pero no una «revolución» para salvar al «gobierno». Al contrario, porque lo que existe en Cuba no es revolución sino un gobierno déspota que domina bajo ese disfraz. Revolución es transformación radical de lo existente; por una u otra vía. Difícil, pero no imposible, en un contexto totalitario. La época de las revoluciones armadas pasó. Hay que reinventarse y usar la estrategia de lucha no violenta.    

2.- El mercado y la propiedad privada no son la panacea, pero tampoco «el coco». Han hecho progresar a mucha gente y a sociedades con diversos sistemas. Lo que sí no ha hecho progresar jamás sin violencia es el «socialismo real» de la URSS, replicado en muchas partes. Somos la versión tropical. A quien dijo que «cuando todo sea privado, nos privarán de todo», muéstrenle Cuba: nos han privado de todo y no hemos tenido privados ni la voz, ni el aire que respiramos. Más realista suena la frase de Marlene Moleon: «el socialismo es el largo y tortuoso camino que va del capitalismo al capitalismo». Aporte de una amiga: «al paleocapitalismo».

3.- Todas las «maneras archiconocidas» que arruinan a la empresa estatal las deciden el Estado, el sistema y la burocracia. Es su responsabilidad, ahí no hay «mipymero» ni potencia extranjera a quien culpar. Lo único que ha hecho el Estado con su empresa, porque no es social ni pública, es mantenerla insistiendo en que es la principal, a pesar de que muy pocas fueron alguna vez rentables. La succiona porque no sabe hacer otra cosa, porque es una clase política parásita y voluntarista, rentista, que solo sabe extraer; por eso al final también la destruye.  

4.- No somos China ni Vietnam. Agradezco en parte, aunque duela, que el Partido/Gobierno/Estado sea tan obtuso que se haya resistido a replicar esas experiencias. Cuando la gente piensa en esos países, solo observa el avance económico, es una liberación en ese ámbito para sostener el mismo poder corrupto, violador de derechos humanos y, en el primer caso, imperialista. Me consuela saber que, aunque quieran, efectivamente nuestra cultura es muy diferente, en este trópico habría conflicto para rato.  

Tocar fondo

Cuba no aguanta más, hay que tocar fondo, hablar más claro y hacer. Hemos desarrollado una habilidad criolla de la época colonial temprana: como no puedes tocar al rey, tocas al capitán general o al teniente gobernador. Hoy es: «juega con la cadena pero no con el mono», y de tanto jugar con lo que no es, el mono ha llegado hasta aquí.

Los esclavos felices atribuyen el problema a la ventana que le falta al barracón, la yuca sin sal, el ciclón, el capataz, el otro esclavo que se alzó y por eso arreciaron los castigos. El aporte de este sistema ha sido el «enemigo externo». Pero hasta que no se supere, nada ocurrirá. No es el ser humano, ese mismo triunfa en otros países, se supera y luego ayuda al que quedó en el barracón o la cárcel.

Hay generalmente más diagnósticos que soluciones reales. La suma de reacciones y comentarios a la referida publicación en Facebook, en las tres ocasiones aludidas al inicio, no se acerca a la cantidad de presos políticos con sus familias. Nada que ver con el mercado, la propiedad o el enemigo. Gran parte es gente humilde, también por eso continúan presos y/o reprimidos. Ellos —a diferencia de quienes cumplían condena en EEUU, por cuya libertad luchó un pueblo entero, que retornaron libres y en condición de héroes— sobreviven con sus familiares inocentes encarcelados en su patria, y enfrentando no solo la represión, sino la insensibilidad de los héroes, los indiferentes y los esclavos felices. Es parte de nuestra tragedia, y duele.

La actualidad y el futuro de Cuba nos deben preocupar y ocupar. Sincerémonos, hagamos las interpelaciones necesarias, procuremos consensos y encontremos el camino para transformar. Sin debate, compromiso, sensibilidad y de espaldas al pueblo y las víctimas, no podremos. La honestidad, el patriotismo y las alianzas son vitales. La democracia no es silvestre, no llegará sola ni por voluntad de quienes están en el poder. Y mientras, Cuba se desangra.