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Marcial Gala: «Argentina está más rota que nunca»

Marcial es un negro grande que corre mucho, o al menos esa era la imagen que de niño tenía de él, allá en mi natal Cienfuegos. Desde entonces han pasado los años y aquel amigo de la familia es hoy uno de los narradores cubanos más traducidos en el mundo. Sus libros han sido incluidos en las listas de lecturas recomendadas por el New York Times más de una vez. Ha ganado premios como el Alejo Carpentier de 2012 con el libro La catedral de los negros, el Pinos Nuevos, o El Premio Ñ-Ciudad de Buenos Aires de 2018 con Llámenme Cassandra.

Aunque nació en La Habana, creció como escritor en Cienfuegos y reside desde hace varios años en Argentina, donde alterna —a través de la impartición de reputados talleres literarios— su carrera de escritor con la vocación de constructor de dones, tal vez porque puede que en el fondo siga siendo arquitecto, profesión de la cual se tituló.

Hasta él llegamos para conversar sobre el reciente proceso eleccionario argentino, por su condición de intelectual profundamente relacionado con el mundo cultural de la nación sudamericana, desde donde mantiene como colaborador una columna quincenal en Clarín llamada Pasiones Argentinas, en la que trata sobre todo temas relacionados con las coincidencias culturales entre ambos países.

Marcial Gala (Imagen: Fotos de La Habana)

La elección de Javier Milei, por un aplastante 55 %, ha sorprendido a muchos. ¿Cuáles crees que son las causas de que los sectores populares votaran por un candidato con una plataforma de gobierno que estipula múltiples privatizaciones?

Pienso que la primera causa se debe sobre todo a la gran inflación, el gobierno fue incapaz de lograr controlarla. También la buena campaña que hizo Milei, tenía idea de cómo empezar, hizo un excelente empleo de la prensa y las redes sociales. Además, algo muy importante: los argentinos desde el «corralito financiero» de la época de Carlos Menem han hecho del dólar un fetiche, y al ponerles frente a la cara la posibilidad de tener un país dolarizado a mucha gente le pareció ideal y se amarraron a esa tendencia.

También se empezó a hablar de que era un político sin casta, un hombre que empleaba métodos poco ortodoxos, apenas usados por otros candidatos, como asistir a la televisión y ese tipo de cosas. En adición, a pesar de ser un hombre de cincuenta y tantos, y de la misma edad que Massa, siempre tuvo cerca a la organización juvenil. Se casó incluso con una cantante miembro del mundo cultural argentino. Influyeron disímiles causas, que han hecho que muchos políticos onsiders estén destacándose en el mundo, desde Trump hasta Zelensky.

Milei no responde más que a una tendencia muy general que también tiene que ver con eso y que se ha dado en llamar «el despecho del hombre blanco». Varios factores lo llevaron al triunfo, no solo ese despecho y estas otras causas que te he dicho, que están muy enraizadas en la mente de los argentinos y que son muy fáciles de entender y otras que son un poco más difíciles de concebir.

¿Cómo se valora entre las personas la anunciada dolarización de la economía argentina en un momento que la inflación alcanza la cifra de 142 %? 

La posible dolarización del país es una gran incógnita realmente. En primer lugar, el país no tiene fondos para ello, se dice que se requiere por lo menos cuarenta y cinco mil millones de dólares, una cifra bastante elevada. La economía argentina es una de las principales de América Latina, o sea es una economía enorme. No es como en su momento la de Ecuador u otros países que se han dolarizado, que eran mucho más pequeñas. La magnitud de la economía argentina dificulta bastante los costos del proceso. El actual presidente Milei dice que tiene de dónde sacar el dinero, que ya tiene formas de que estos préstamos se le suministren. Hay que ver, creo que debe concedérsele un margen de posibilidades de que sea así.

Pero sí, realmente para muchas personas acá es una esperanza la posible dolarización, y que esta frene el altísimo costo de la vida y la inflación,  que es tremenda.

¿Hasta qué punto podemos afirmar que la elección de Milei se debe en gran medida a la mala gestión de los políticos tradicionales?

Como te dije, hay muchos factores que influyen en este triunfo de Milei, entre los cuales destaco que no hubo un cambio generacional en los ministros del Peronismo y por supuesto el desgaste de tanto tiempo en el poder. Si le sacas los cuatro años de macrismo, el peronismo lleva mucho tiempo gobernando, implicó un gran desgaste político. Aparte, te repito, la buena utilización de las redes y ese tipo de habilidades, como saberle hablar a la generación actual, porque en Argentina se empieza a votar a los dieciséis años —lo cual es un logro del peronismo— ayudó también a llegar al poder a Milei.

También la vieja derecha no estaba preparada para ese tipo de contrincante. En todo momento sus esfuerzos estaban dedicados al enfrentamiento con el  peronismo, sobre todo con el kirchnerismo, y de pronto un nuevo factor los sacó del juego. En realidad el futuro de Argentina es una gran incógnita, es un país que tiene conquistas sociales innegables y cuestiones que son muy importantes, que contrasta con el resto de América Latina.

Debe atenerse el factor económico y, en segundo lugar, la seguridad, pues estos fueron aspectos que influyeron mucho en la llegada al poder de Milei. Es lógico que en los países democráticos hayan cambios de gobiernos, pero esperemos que el viraje no sea tan fuerte que impida que el país siga adelante y no se empiece a reconstruir de cero, aspecto que siempre implica perder lo ya ganado.

Javier Milei y Sergio Massa durante uno de los debates televisados. (Imagen: Télam)

No obstante, el Senado queda en manos de la oposición, ¿cómo podría afectar tal hecho la gestión presidencial? ¿Se vislumbra algún tipo de colaboración en aras de solucionar la profunda crisis que atraviesa la nación?

Por suerte, acá en Argentina hay una tradición que empieza ya a ser larga, de vida democrática, de federalismo, de poderes en la Cámara de Representantes, en el Senado. Ese tipo de cosas deben tener un efecto positivo en moderar las políticas más complicadas de la nueva presidencia y también de ayudar en los proyectos que sean buenos.

Te repito es una gran incógnita lo que se viene en estos cuatro años. Pero sí, supongo que una parte de la sociedad está muy optimista, la otra está en expectativa y otra gran parte siente que el mundo le cae sobre la cabeza. O sea,  que la sociedad argentina en estos momentos está más rota que nunca, más quebrada.

¡Esperemos!, esa es la única palabra que se puede decir ahora. Hay que esperar y ver cómo se atemperan las cuestiones más agudas del nuevo gobierno y si la oposición le permite que tome medidas que son fuertes. Ningún acontecimiento es blanco y negro, no creo que Milei sea un monstruo, pero tampoco que sea una panacea, es complicado, hay que ver cómo se desarrollan los acontecimientos.

La realidad de la política muchas veces lleva a sus actores a tomar diferentes acuerdos, los cuales implican moderar aquello que los llevó al poder. Es muy diferente un político como candidato que como presidente electo.

Hay muchas fuerzas en Argentina: un sindicalismo bien preparado y fuerte, montones de militantes peronistas y de izquierda, de radicalismos y de otros partidos que conformaban «Juntos por el Cambio». Cada uno tiene exigencias y deseos. Yo espero que la inflación empiece a detenerse y sea posible que los políticos no opten por el tremendismo y que realmente Argentina pueda continuar siendo el país próspero y de grandes conquistas sociales que siempre fue.

¿Cuál es tu valoración final sobre todo el proceso vivido?

Para terminar yo felicitaría al pueblo argentino por la limpieza del proceso electoral. En una región como la nuestra, donde hay tantas acusaciones de fraude, fue un proceso con calma, sin agresividad ni hechos violentos. Fue un proceso lindo, en el cual el candidato Massa mostró que era un hombre digno, capaz de aceptar la derrota y garantizar la continuidad democrática.

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Imagen principal: Luis Robayo / AFP.