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No serán nuevas pero existen: regulaciones a profesionales de la salud en Cuba

Que desde el Ministerio de Salud Pública de Cuba hayan sido obligados a desmentir la bola que corre en las redes sociales con esta declaración: «No existen nuevas regulaciones para la entrada o salida del país de los trabajadores del sector de la salud»; es el reconocimiento confeso de que existen «viejas regulaciones» que impiden la entrada y salida a profesionales y médicos.

Las recientes generaciones no recordarán el nombre del Dr. Carlos Dotres, quien fuera ministro de Salud Pública desde 1995 a 2002, durante la última década de gobierno de Fidel Castro. Pero entre muchos profesionales del sector, Dotres es recordado por la firma de la Resolución 54, del 2 de julio de 1999, que regulaba la salida del país a los médicos.

Durante el gobierno de Raúl Castro —específicamente entre los años 2013 y 2015— se flexibilizó la medida ante el éxodo de profesionales. El 1ro de diciembre de 2015 entró en vigor la Resolución 994 del ministro de Salud Pública, Dr. Roberto Morales Ojeda (2010-2018) «Sobre el tratamiento hacia los cuadros, profesionales y atletas que requieren de autorización para viajar al exterior».

Dr. Carlos Dotres

En el sitio web informativo sobre legislación nacional, opiniones y comentarios acerca de temas de Derecho y consultoría jurídica, Juriscuba, se asegura:

«En Cuba, todos los médicos graduados de la educación superior y todos los técnicos de nivel medio superior especializados (profesionales de la salud), que realizan actividades vitales en servicios de salud, sin distinción alguna por su categoría, especialidad o tiempo de trabajo (incluye los recién graduados en el servicio social) son sujetos de tratamiento regulado dirigido a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo del país».

¿Esta medida favorece o complejiza? Si bien es cierto que se ha querido evitar la salida en masa de profesionales del sector de la salud, algo que afecta directamente a la población, no se han analizado las causas ni buscado soluciones. La presión no debe ser una opción. Muchos jóvenes dejan la carrera de Medicina, otros abandonan sus residencias para evitar el cerco institucional y, por demás, los médicos continúan desertando de las misiones internacionalistas, aun sabiendo que caerá sobre ellos la injusta condena de separación familiar y que alguien, despojándolos de sus derechos como ciudadanos, impedirá su entrada a Cuba por ocho años.

Lo escrito aquí es un secreto a voces, a pesar de que ni el gobierno de Cuba ni el Ministerio de Salud Pública ofrezcan datos precisos sobre el abandono de carreras y especialidades médicas, del éxodo de profesionales desde Cuba o las deserciones en misiones en el extranjero.

Una médica anestesióloga me cuenta, bajo solicitud de anonimato, que se sufren muchas vicisitudes para salir de Cuba. La desregulación comienza en el centro de trabajo, de ahí va a la dirección del municipio, luego a la provincia hasta llegar al Ministerio, lo que lo hacer lento y burocrático. En La Habana es que se toma la decisión. Si la respuesta es negativa debe repetirse el proceso, aunque eso incluya perder tiempo y dinero.

El artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma: «La libertad de circulación, también conocida como libertad de movimiento, es un derecho humano que garantiza que toda persona tiene derecho a moverse libremente, ya sea dentro de un país o de un país a otro».

Es cierto que este derecho no es absoluto, ya que los países pueden limitar la libertad de las personas dentro de su propio territorio, confinándolas, por ejemplo, en su localidad ante situaciones excepcionales, como el brote de una enfermedad, u obligándolas a dejar sus hogares si se ven amenazadas por un desastre natural. No obstante, debe existir un interés público primordial: es ilegal, por ejemplo, expulsar a personas de sus hogares para construir un campo de golf. Tampoco la evacuación de civiles durante una guerra puede utilizarse para encubrir una limpieza étnica.

(Tomado de El Estado como tal)

Entretanto el Dr. Carlos Dotres, pediatra, exministro de Salud Pública y firmante de la referida Resolución 54 de 1999 que regula a los médicos, se trasladó a México en 2016 y trabaja en AMECAE - Asociación de Médicos Cubanos Altamente Especializados, perteneciente a la compañía Doctoralia S.A de C.V (Sociedad Anónima de Capital Variable), ubicada en la ciudad de Cancún. La misma es privada y tiene cubiertos todos sus servicios por médicos cubanos. Según los precios declarados en su sitio web, una consulta del pediatra y exministro cuesta alrededor de 900 pesos mexicanos, el equivalente aproximado a 43 USD.

No hacen falta «nuevas regulaciones» para el sector de la salud, con las existentes basta para afectar a su personal y al pueblo que necesita de sus profesionales. Sería coherente reconocerlas, tener en cuenta el criterio de los afectados en torno a ellas, transparentar las cifras del abandono, pero sobre todo deberían buscarse soluciones efectivas desde las instituciones y el gobierno a las causas que generan las deserciones, en lugar de ejercer presiones para resolver un problema que es hoy una de las tantas debilidades gubernamentales, motivado esencialmente por la reducción, durante décadas, de las inversiones en la salud pública cubana. 

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Imagen principal: Yamil Lage / AFP 2023