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Guateque

—No duermo desde que oí que en el Pleno del Comité Central se evaluarían «las condiciones económicas actuales, el modelo de justicia social que queremos construir, qué divisa pueden valer la unidad de las fuerzas revolucionarias y la transformación de la economía para poder llegar a ese socialismo próspero y sostenible que todos queremos y podemos construir».

—¿Te queda alguna duda de que llegaremos al 2030 con un socialismo próspero y sostenible?

—Los discursos hace rato se hicieron sostenibles, su prosperidad apunta a ello. Lo que preocupa de tal divagación muelera es que la «divisa de la unidad de las fuerzas revolucionarias y la transformación de la economía» deje de ser el dólar y pase a ser el rublo.

—¿En Siria?… perdón: ¿en serio?

—Lo que pasó en esa nación del Medio Oriente demuestra cuánto puede cagarla la intervención rusa. Esos sirios, según el Noticiero, marchaban en coche, pareciera que Bashar al Assad había logrado corregir distorsiones y tendencias negativas. Hasta el día antes de que huyera a Moscú, la zafra datilera iba bien, el ambiente era tan similar al de acá… Habían logrado fabricar «barritas enriquecidas con vitaminas y minerales para niños vulnerables».

—Hasta los siete años lo tenían garantizado todo.

—Igual que aquí. Lo que le faltó a Danasco… perdón, Damasco, fue «reunir criterios de más de noventa mil personas en todo el país, entre ellas especialistas en economía, académicos de universidades, actores económicos, integrantes de organizaciones de masas y de estructuras partidistas y gubernamentales».

—A Bashar al Assad, a pesar de tener nombre de comparsa santiaguera, le hubiera sido imposible. No posee el carisma de nuestro presidente ni instauró una «dirección planificada de la economía que se sustenta en sus tres dimensiones como proceso político, como teoría del desarrollo socialista y también como proceso ejecutivo-práctico que tiene que llevarse en cada uno de los escenarios». Ello «transita por un desarrollo donde se hace una síntesis de los problemas identificados y de las valoraciones políticas».

—Te doy la razón. Cada vez que oigo a Miguel parlotear que «lo que hay es que inspirarse en los que lo hacen bien y en los que lo hacen distinto, en los que tienen resultados», me da cierta esperanza de que se refiera a la oposición siria.

—No creo.

—¿Por qué no? Lo expresado por el primer secretario del Partido en el «debate crítico y participativo» del noveno Pleno es una puya hacia el expresidente sirio: «Lo que vemos en la base nos ratifica que de este momento complejo vamos a salir, pero peleando, porque los combates se ganan “tirando tiros”». Y qué me dices de esto: «Las visitas que se hacen a la base son para estremecer, dejar huella, buscar soluciones, y lograr una sistematicidad que impulse resultados». Sugiere que Bashar al Assad hubiera resuelto la cosa con recorridos sistemáticos por Alepo, Homs, Hama y Latakia.

—Cuando Canel habla de «inspirarse en los que lo hacen bien», alude a los vietnamitas. Está decidido a aprender de ellos. Fíjate que ha enviado de embajador al ideólogo Rogelio Polanco. Menos mal que le queda de reserva, al frente de la Comisión Ideológica de la Asamblea Nacional, a otro «joven rebelde»: el decimista Yoerky Sánchez. Me erizo al recordar lo que escribió sobre el Comandante: «Tierra fértil, patria cuna, / luz de semilla oportuna / entre cedro y caguairán. / Se asoma un Ángel guardián, / abre del cuarto la puerta, / y ve a Lina muy alerta / contemplando con cariño / el dulce sueño de un niño / que la mantiene despierta».

—Está fuerte que afirme que Fidel, desde pequeño, no dejaba dormir a nadie.

—Cuando pienso en los recursos que se dilapidan en trasladar y darle jama a la cantidad de funcionarios que se reúnen para el Pleno y en los que vendrán para la convocatoria de Lazo, se me ocurre que la solución a nuestras penurias está en fusionar ambos cónclaves en un gran Guateque Palmas y Cañas.

—No sé qué decirte. Palmas quedarán pocas cuando el Ministerio de la Construcción se ponga a contarlas a tenor con el llamado del presidente a retomar las pencas y las cortezas de nuestro árbol nacional para la construcción de viviendas. De las Cañas ni hablar, están en franca extinción, ya se emula con las zafras azucareras de los campos cubanos del siglo XVIII.

—No puedes negar que la idea es magnífica. ¿Te imaginas cuán divertidos fueran los Plenos partidistas y las sesiones del Parlamento si se logra reunir en el Teatro de las Convenciones a Yoerkis, al Kíkiri de Cienfuegos y al Gurú de Jatibonico junto a los demás «improvisadores»? Y que en el cierre, al resumir el año y hablar de lo maravilloso que pinta el 2025, Díaz-Canel se haga acompañar del conjunto Campo Alegre y cante: «Será mejor el que viene, / contamos con potencial, / pues igual que Los Van Van / esto sigue y se mantiene. / No aparece quien nos frene, / y aunque mi barriga estalle, / saldré empinando mi talle / y dejaré pa’ la historia / un año que en la memoria / será mejor… que me calle».

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Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.