Entrenuncavista

—¿Pudiste disfrutar de «Cien minutos con Canel»?

—Por poco no. Me confundió Ramonet con sus declaraciones previas. Le dijo a Randy que entrevistó «a una persona extremadamente inteligente», «un líder cada vez más afirmado», con «mucha franqueza y mucha honestidad intelectual». Pensé se refería a un Doctor Honoris Causa de última generación.

—Esperaba que la primera pregunta fuera: «Yo sé que el transporte está pésimo, pero ¿por qué me hiciste venir a pie?». Esa imagen del periodista franco-español subiendo la rampa del monumento a Martí es conmovedora.

—Peor que hiciera salir a Canel a buscarlo. El primer secretario estaba evidentemente haciendo su guardia obrera, pues no había un alma en todo aquello. El pobre, ni siquiera estaba seguro por dónde venía su amigo, pues en la vista aérea se le ve salir por el otro lado de la Plaza.

—El tiempo perdido entre el recibimiento, la confección del pase y las casi dos horas que conversaron amistosamente redundó en que nos quedáramos «cruzados de brazos», anhelando ver una entrevista que no llegó, por lo menos como me la enseñaron cuando estudié Periodismo.

—No exageres. Es tarea mayor tener enfrente a un entrevistado de tal calibre. Hay que poseerlo cuando le preguntan «qué ha ocurrido en estos últimos tiempos para que las cosas se hayan degradado de tal manera», y salir con que «el país no ha sido solo capaz de resistir los embates del bloqueo, sino que en esas condiciones ha avanzado, ha aportado, ha crecido como nación y, además, se ha desarrollado».

—Como nación crecimos en superficie. Mira la cantidad de pedraplenes construidos.

—El presidente no debió tomarse como alusión personal que «las cosas se hayan degradado de tal manera».

—Él mismo es la confirmación de sus originales conceptos, sobre todo el de la «resistencia creativa». Si tengo que definirlo creativamente, diría que cada vez lo resisto menos.

—Fue sincero al expresar que sus hipótesis «hay que convertirlas en tesis con estudios, con comprobaciones, con análisis de datos, que no es el caso de lo que nos atañe ahora».

—Lo que nos atañe ahora es recordar con melancolía esos años hasta el 2019 en que vivíamos como Carmelina y nunca nos dimos cuenta.

—Demostramos la continuidad de un «determinado nivel de actividad económica», comprando alimentos para «satisfacer la canasta básica». «Llegamos a una determinada situación, yo diría, de estabilidad, sin lograr todavía la prosperidad a la que aspiramos».

—Le pone tanto corazón a Cuba, que al oír esas frases es un milagro no haya acontecido un infarto masivo de diez millones.

—Trató de evitarlo. No mencionó el Ordenamiento, la inversión en hoteles en detrimento de la agricultura, los avestruces pastando en las vías férreas, la corrupción, el déficit fiscal…

—Déficit de fiscales para enfrentar a los que «cometen hechos vandálicos y atentan contra propiedades estatales», convirtiéndose en «presos políticos entre comillas». «Lo de nosotros es conversar con el Gobierno y conversar con el Partido».

—Porque «esa opinión que puede tener alguien que no esté con la Revolución no se reprime».

—No se reprime la policía para caerle a pescozones.

—Como se reprimió Ramonet de expresar su admiración al presidente por sus análisis sobre economía. Debe haber pensado en el filósofo marxista francés Charles Bettelheim, aquel que le criticó al Che su enfoque idealista y señaló que «el cambio de la conducta de los seres humanos dependía más de la evolución de las fuerzas productivas que de la educación».

—Qué no diría si escucha a Canel a propósito de «buenas experiencias» en provincias: «Lo que pretendemos es que entonces esos sean inspiradores, estos inspirados en el ejemplo de esos que hacen las cosas distintas adquieran esa experiencia y vayan a un desempeño mejor, y entonces lo que hoy es excepción se convierta en regla».

—Que no se convierta en regla responder o tratar así a los periodistas. ¿Sabes si Ramonet tuvo que regresar caminando?

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Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.

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