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La emigración en Cuba y el problema nacional

El día del agrio viaje

llevé el corazón abierto,

menos mal que el aeropuerto

no revisó mi equipaje.

Sólo miró mi pasaje,

hacia donde me escapaba

nadie mi rumbo indagaba,

si me abren el corazón

no cabía en el avión

todo lo que me llevaba. 

Juan Antonio Díaz

***

Los procesos migratorios en Cuba están asociados a la propia historia del país. No se puede analizar el devenir de la nación cubana, ni los puntos cardinales que definen su identidad cultural, si no se tienen en cuenta los diversos procesos migratorios por los que ha atravesado.

Para entender este complejo entramado es necesario remitirse a los cambios políticos y sociales que tuvieron lugar en Cuba en enero de 1959. El triunfo de las fuerzas rebeldes dio al traste con las estructuras económicas establecidas y se implementaron nuevas medidas que resultaron luz para muchos desposeídos, en tanto para otros fueron injustas y arbitrarias, como la intervención radical de bienes a ciudadanos que tenían propiedades.

A partir de ese momento comenzaron a escucharse historias de rencor y dolor que se conservan en la memoria colectiva de los cubanos: «mi abuelo tenía grandes extensiones de tierra»; «mi familia era dueña de la tienda La reforma y el Bar de San Miguel», así y por el estilo. Esta situación, junto a la nueva ideología política asumida, provocó que emigrara gran cantidad de personas en busca de oportunidades o tratando simplemente de no ser parte del nuevo proceso social. De Cuba salieron médicos y maestros notables, así como otros profesionales y población en general.

En 1965, por el Puerto de Camarioca, en la zona de norte de Matanzas, salieron aproximadamente 2979 cubanos durante los cuarenta y dos días que permaneció abierto el tránsito hacia Estados Unidos. Cientos de familias viajaron, por mar, hasta ese punto para reencontrarse y llevarse a sus seres queridos. «La migración vía Camarioca fue sustituida por los llamados Vuelos de la Libertad, que se mantuvieron vigentes hasta 1973. Durante esos años, cerca de 260000 cubanos emigró  a Estados Unidos por vía aérea».

El año 1980 también haría historia por la salida de miles de cubanos hacia Estados Unidos. En abril de ese año, un grupo de seis personas entró en la embajada de Perú. El hecho trajo como consecuencia que un custodio perdiera la vida y el gobierno cubano decidió retirar al personal de seguridad. Más de 10000 compatriotas ingresaron en la embajada pidiendo asilo político y Estados Unidos abrió sus puertas a los que deseaban emigrar y fueron recibidos «con los brazos abiertos», según palabras del presidente James Carter.

A partir de entonces, Fidel Castro anunció que todos los que desearan emigrar hacia Estados Unidos podían hacerlo a través del puerto del Mariel. Durante seis meses se autorizó a los residentes de la Florida y otros estados norteamericanos a buscar a sus familiares y seres queridos. Según estimados, entre abril y septiembre de 1980 abandonaron la Isla 125 000 personas.

Este acontecimiento histórico es conocido en Cuba como la época del Mariel y en Estados Unidos a quienes llegaron en ese período se les llamó «marielitos», incluso de forma despectiva. Muchos de los que se marcharon del país fueron despedidos con lanzamiento de huevos en señal de repudio, en la más vil de las agresiones contra el derecho del ser humano a no estar de acuerdo, a marcharse, a protestar. Las despedidas se convirtieron en escenario de tristes actos de repudio: «¡Pin pon fuera, abajo la gusanera!». 

Sin embargo, las teorías asociadas al karma expresan que en la vida, todo lo que das vuelve a ti. El huevo en Cuba es hoy un alimento codiciado e inalcanzable para los trabajadores estatales y jubilados. Un cartón de ellos oscila entre 2500 y 3000 pesos como desgarrador recuerdo de los que fueron lanzados ante los compatriotas que decidieron no vivir más en Cuba.

Uno de los principales problemas que ha tenido el gobierno cubano es el de juzgar y condenar a todo el que piense o tenga una ideología diferente. Se priorizaron las consignas, actos políticos y una constante preparación política y militar para el enemigo eterno: «el imperialismo yanqui». A la vez, se descuidaron cuestiones notables como el concepto de Patria y lo relacionado con la identidad nacional, que era hacia donde verdaderamente debieron enrumbarse la educación y la academia cubanas.

El llamado Período Especial, tras la caída del Muro de Berlín y con ello de la ayuda y beneficios que recibía la Isla desde el campo socialista europeo, fue una época matizada por carencias de todo tipo. Los cubanos lo recordaban como los años más duros vividos desde 1959. Nuevamente comenzaron a emigrar, principalmente por vía marítima, miles de compatriotas en busca de nuevos horizontes, huyendo de las carencias. Hay que hacer también la historia de los que no llegaron, de las embarcaciones que se hundieron por rústicas, por ir pasadas de peso o simplemente por mal tiempo. El mar se tiñó de rojo con la sangre de los cubanos.

Recuerdo que en esa época estaba en la secundaria básica, y el niño que compartía la mesa conmigo esperaba que su papá llegara. Vivía en una zona costera de la provincia de Sancti Spíritus y por ahí se fue en una embarcación de pescadores. Nunca llegó, se lo comieron los tiburones y su hijo no volvió a mencionar el tema. Guardó silencio para siempre. Una grabación recogía la imagen de una mujer que, en las costas de Florida, besaba la imagen de la Virgen de la Caridad que llevó con ella y a quien atribuía el haber sobrevivido al naufragio de la embarcación en que iba. Mientras, un filme cubano mostraba como un barco se hundía con la Virgen de la Caridad y todo.

Después de la pandemia de la Covid-19, la situación en Cuba vuelve a agravarse y más de 425 000 migrantes llegaron a Estados Unidos en los años fiscales 2022 y 2023. Además, unos 360 000 cubanos presentaron solicitudes de asilo en México entre enero de 2022 y noviembre de 2023.

El artículo «Nueva metodología para un cálculo más real de la población en Cuba», ofrece los siguientes datos: «Al 31 de diciembre de 2023 permanecían fuera del país un millón 349 mil 733 personas, de ellas, cerca del 75% debían ser descontadas de la población por no tener residencia efectiva en el país en el período 2022-2023». Más adelante agrega: «Los cálculos arrojaron una población efectiva de 10055 968 personas al cierre del 2023, lo que marcó una diferencia de menos de 1 007 543 comparados con 2021-2023. Esa población efectiva es un 10,1% menor a la que se tenía al 31 de diciembre de 2020 y similar a la que Cuba registró en algún momento del año 1985».

Según el economista y demógrafo cubano Juan Carlos Albizu-Campos: «la población de Cuba cayó un 18% entre 2022 y 2023, hasta situarse en los 8,62 millones de personas».

Ante una desesperante situación económica y la imposibilidad de todo tipo de realización humana, la falta de oportunidades económicas, espirituales y sociales; así como la disminución del turismo, las pocas opciones productivas del país, la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, y graves errores cometidos en la gestión económica, crearon un desmedido desaliento en la población cubana.

La mayoría de los jóvenes quiere irse del país, abandonan sus estudios universitarios y se aventuran a viajar hasta Nicaragua y continuar de forma ilegal hasta México o Estados Unidos. Graves ¿disyuntivas? como el bajo salario de los profesionales estatales, teniendo en cuenta la inflación monetaria, el alza constante de precios de los alimentos, las largas jornadas sin electricidad y, sobre todo, la ausencia de un programa de gobierno real y esperanzador, hacen que la ilusión y el punto de mira de los cubanos sea abandonar su tierra de origen.

Sin dudas, la historia de Cuba es la historia de los cubanos de allá (los que se han ido), y de acá (los que aún permanecemos en la Isla), lo cual ha acentuado las contradicciones de todo tipo. Una parte de los que han emigrado culpa a los que permanecemos acá de no asumir actitudes que lleven al fin del gobierno; entre tanto, los que vivimos acá, adoptamos diferentes posturas, desde el silencio hasta la verdadera indiferencia en el peor de los casos. Lo cierto es que la nación cubana se ha fragmentado notablemente y sus hijos, los de aquí y los que andan dispersos por el mundo, no hemos logrado el fin del conflicto político y social que nos disgrega.