Letra del año ¿Designio de los orishas para Cuba?

La letra del año, una ceremonia de vaticinio

La letra del año —como suele denominarse a la ceremonia de Ifá para el paso de un año a otro—, es acontecimiento esperado tanto por los practicantes de la llamada santería como por la población. Existe gran expectativa ante las prescripciones y vaticinios que se realizan para el país y el mundo mediante la interpretación de los signos (oddu) que «hablan» a través de este ritual.  

La tradición del rito fue iniciada en nuestro país por el Olúo (Babalawos de larga experiencia) Remigio Herrera a fines del siglo XIX; continuada por Tata Gaitán y dirigida en los años cincuenta por Bernardo Rojas, hasta su muerte en 1959. Luego hubo un proceso de dispersión, y el ritual vuelve a recuperarse en 1986, bajo el nombre de Comisión Miguel Febles Padrón —nombrada así por awo Odi Ka, uno de los babalawos más famosos de Cuba y a cuya iniciativa y poder creativo se debió en gran medida el crecimiento de Ifá en La Habana con las subsiguientes consecuencias para toda la práctica—, o como se le conoce, la letra de la Casona, por el sitio donde se realiza la ceremonia, en la capitalina Calzada de 10 de octubre # 1519, entre Josefina y Gertrudis.

En los noventa, al ser creada la Asociación Cultural Yoruba de Cuba (ACYC), se empezó a sacar allí una letra del año, de modo que coexistían dos. Esto era confuso para algunos; mientras, para otros era un mismo mensaje en dos formas diferentes, porque «Ifá es polisémico». Según el awo Víctor Betancourt: «(…) Orúnmila puede establecer el mismo mensaje con diferentes Oddu en dependencia (…) del entendimiento del grupo que las interpreta».

No obstante, aunque lo anterior es cierto y puede constatarse a través del trabajo de terreno antropológico, hubo una característica predominante en relación a ambas letras: tanto en el imaginario social como en el universo de los practicantes, la tendencia es considerar la letra de la Casona como la verdadera o auténtica, según la inmensa mayoría de sus seguidores, practicantes religiosos o no.

Miembros de la Comisión Miguel Febles Padrón. La mesa presenta adornos relativos a los orichas regentes: plateado por Oddua y rosado por la Oricha acompañante, Yewá.

Por su parte la letra de la SCY, aunque se busca y conoce, es valorada como ilegítima, al entenderse como un vaticinio dictado desde la oficialidad y acorde a los intereses del Estado y el Partido; un ejercicio más de la colonialidad del poder readecuada a nuevos tiempos con vista a controlar a practicantes alejados del institucionalismo.

Para ejercer tal control, la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC «instó» a la SCY a unirse a la Casona para sacar una sola letra. Dicha alianza se desmoronó en apenas tres años para retornar a su división inicial. De modo que en este artículo me referiré a la letra de la Casona, la considerada «letra del pueblo».

Para una mejor comprensión, veamos el procedimiento y lo vaticinado para el pasado 2024.

Primero debemos entender qué es lo que ocurre cuando se atefa —rito mediante el cual se sacan los signos— por el Sistema Ifá. Los signos u oddu en cada tirada son tres: un signo principal que nos habla del asunto, y dos testigos. El primero enuncia la causa del problema y el segundo la solución probable. Hay además un cuarto oddu, que dictamina la sentencia de Olofi y es el que cierra el toyale o consulta, por lo que también resulta definitorio. No obstante, el primer signo es el regente y a él va a estar remitida toda la interpretación. Unido a ello está la oración profética que determina el estado en que nos encontramos frente al problema: iré (bien) u osogbo (mal).

1. Oddu Regente.

2 y 3, Oddu testigos.

4. Cierre del toyale o sentencia de Olofi.

El oddu 4 o sentencia de Olofi se conforma con la primera pata del oddu 1 (la del extremo derecho, porque se escribe y lee de derecha a izquierda) y la segunda pata del oddu 3.

Cada Oddu es contentivo de varios «caminos» o patakíes, mitemas o leyendas, a través de las cuales se marca o predice lo que sucederá y se prescriben los ebboses u obras para evitar el mal.

En el caso del año que recién terminó, el signo 1 fue iroso ogbe (iroso umbo). El signo en cuestión hablaba de los impedimentos para lograr prosperidad basado en los obstáculos por los que atraviesa el protagonista de varios de sus patakíes y que lo hacen caer en la pobreza y enfermedad.

En efecto, el signo habla de que es Eleggua quien salva al infortunado iroso umbo de la pobreza extrema, pero luego de salvado no debe caer en impago. Las deudas y faltar a los convenios comerciales es considerado uno de los peores males del signo en cuestión. En estos casos se genera el bloqueo del intercambio comercial.

El signo hablaba de un acrecentamiento de la pobreza por bloqueo, fundamentalmente debido a deudas. Sin embargo, en aquel momento el Olúo Lázaro Cuesta hizo hincapié en que: «un bloqueo es donde no entra ni sale nada, pero si hay una puerta que permite un flujo, que entre o salga algo, entonces no hay bloqueo y hay que ponerle otra palabra». Enfatizó en la precariedad de la existencia con este signo que solo sale adelante con sacrificio continuado y con justeza, sin trampas, pagando todo lo que debe. También para poder salir adelante el perro tuvo que ladrar, y se hizo referencia a un año en que tendríamos que reclamar nuestros derechos para poder suplir nuestras necesidades. Realmente, más claro ni el agua. Por último, iroso umbo es el signo donde los más fuertes aplastan a los más débiles como a una cucaracha.

Olúo Lázaro Cuesta

El decursar del pasado año nos dejó el mal sabor de lo profetizado: Osogbo eyo alayé intori aron. Es decir: un mal que crea un gran problema, una tragedia enorme en el mundo que genera un problema de salud. La enfermedad no es solo vista desde su aspecto físico, sino en consonancia con la enfermedad social y un aumento en la violencia social, con más muertes y más personas pobres. El aumento de calamidades y el número de personas vulnerables del 2024 deja constancia de lo profetizado. La mayor cantidad de niños abandonados y en precariedad, sumado a la baja natalidad, deja al país con un futuro comprometido, al que se sumó el aumento de las migraciones, que también es característico del signo.

En aquel momento, iniciando el 2024, Cuesta dijo: «Nosotros podemos hablar de los problemas que para el mundo habla Ifá, pero no está en las manos de nosotros la solución, la solución está en manos de los gobiernos, de los que dirigen; si no hay oídos receptivos, ojos que vean y voluntad de hacer, es imposible que Eleggua abra el camino». Y en esto el oddu 4, la sentencia de Olofi, no es otro que el mismo iroso umbo. Por un lado, ello refuerza la presencia de la parte negativa, pues el oddu que cierra se repite, por lo que no es de extrañar que los poderosos en Cuba y en el mundo hayan reaccionado de forma brutal, aplastando a sus oponentes como a cucarachas y sin dejar opción a dialogar.

El pasado año nos deja la tristeza debido a la precariedad, no solo en los bienes de las personas, sino en el espíritu de la nación.

La letra en el 2025

Lázaro Cuesta insistió nuevamente en que los problemas vaticinados en el pasado seguirían este año, pero, como es lógico, incrementados. Vuelve la oración profética a interpretarse desde el dominio del osogbo: Ona burukú alayé intori eggun; es decir: un mal o desarmonía con los caminos torcidos o perdidos en el mundo debido a eggun.

Para los no entendidos, eggun son los muertos, los espíritus, sobre todo ancestrales, todos los seres que nos antecedieron y que de alguna forma nos hacen ser quienes somos. En ellos se resumen las tradiciones, costumbres que creadas en el tiempo generan procesos de identidad y unión. Son esos seres los que vienen sembrando la discordia, la ona o torcimiento del destino.

Dibujados según el diagrama los signos quedarían como sigue:

Nuevamente el 4to signo o cierre del toyale es el mismo signo del inicio, como en 2024.

La sentencia de Olofi viene dada nuevamente por Eyeunle; el signo mayor, el que rige al resto de los signos, el signo gobernante. Y lo que recalca la desarmonía de la oración profética es precisamente la desorganización del aparato gubernamental, la inercia y la anarquía, porque sin cabeza el cuerpo no funciona.

Ante el cuestionamiento, Cuesta explica: «el refrán es claro: El apego al pasado no deja ver soluciones presentes, ni planes futuros». Es decir, no podemos intentar resolver los mismos problemas que nos azotan con la misma solución. Desde el año pasado hay deudas que pagar y el apego al pasado de forma obstinada hace que se fracase en lograr mejoras.

El signo regente, edibere, es el signo de la suerte. Ante la pregunta de la consideración de lo aleatorio o azaroso para lograr salir de los males actuales, Lázaro Cuesta contesta:

«Cuba era un país con suerte, era un país próspero. A pesar de los males políticos y sociales de determinados momentos, éramos uno de los piases más ricos del continente, siempre se avanzaba. Entonces, nosotros tenemos suerte. Esta se perdió por hacer las cosas mal y hay que volver y rehacerlas, pero de diferente manera porque es un signo de pobreza, de suerte si la persona cumple, pero de pobreza y esclavización si no lo hace».

Se recalcó en la apariencia que marca el oddu y en cómo se vive de apariencias: «vamos a hacer parecer que todo está bien, que todo funciona, pero sabemos todos que no es así». Tampoco podemos decir lo que no es: «No se puede decir que brilla ahora de día la luna, porque todos sabemos que brilla el sol».

Se enfatizó en la necesidad de la comunicación, porque en este oddu nace el tambor, que fue lo que permitió que las personas desde diferentes distancias estuvieran en unión con un propósito, se comunicaran y prosperasen. Al respecto, su nieto, Vladimir Cuesta, hizo énfasis en la comunicación. No solo entre todos en la sociedad, sino en que una parte de la sociedad comenzaba a tener su propio diálogo, su propia manera de comunicarse e inevitablemente esto terminaría imponiéndose. Hay que aplicarlo aquí. Las personas que gobiernan deben escuchar a los gobernados. «Ifá da un mensaje social e Ifá está llamando a un concilio nacional, a un dialogo nacional, pero nosotros no somos la mano que ejecutamos, somos la esperanza. Los que ejecutan las soluciones son los dirigentes, y si no le prestan atención, nosotros no podemos hacer nada fuera de nuestro entorno más cercano».

Los oddu hablan de un aumento en la violencia, en las muertes, en el hambre y en la posibilidad de guerras, no solo en nuestro país, sino en el mundo. Y concluye Cuesta: «Ifá viene a dar una luz de esperanza porque en las crisis tan fuertes como la que tenemos, cuando un hombre pierde la esperanza ya está acudiendo a su entierro estando vivo».

Esperemos que las prescripciones dadas por el Consejo de sacerdotes de la Comisión para la letra del año Miguel Febles no caigan en saco roto. Ojalá el gobierno se abra definitivamente a los necesarios cambios y transformaciones q demanda la Cuba de hoy. No hacerlo sería prolongar la crisis actual hasta extremos de extinción.

Para nosotros, no perder la esperanza está bien, pero hablar y comunicar nuestras necesidades y, más que ello, exigirlas a los que detentan el poder, sería lo menos que podemos hacer para honrar a eggun, a nuestros muertos. No hacerlo sería ir por el sendero de la pérdida de la memoria de que habla Ifá, la memoria histórica, que es la muerte en vida de la nación.

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Imagen principal: Reuters/Claudia Daut.

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