Marta Perdomo: la madre contra el monstruo
Hace ocho días no sé nada de Jorgito. Los apagones no dejan que entren ni salgan las llamadas. Intento calmarme pero no es fácil, realmente no es fácil vivir con esta angustia. Soy la madre de Jorge y Nadir Martín Perdomo, los llamados hermanos de San José de las Lajas, muchachos de bien, profesores los dos: Jorge de Programación y Nadir de Lengua inglesa y francés.
Esos eran mis hijos antes del 11 de julio de 2021, ahora son presos políticos.
Sus vidas cambiaron ese día sin esperarlo, simplemente salieron a las calles junto a otros miles de cubanos a pedir los cambios que hoy casi todo el pueblo sigue pidiendo. Lo hicieron en momentos muy difíciles de la pandemia, con apagones largos y constantes como ahora y gente muriendo sin medicinas. La desesperación era muy grande y protestaron con todo lo que tenían dentro. Hoy cumplen 6 y 8 años de privación de libertad.
En ellos mucho ha cambiado desde que son presos políticos. Piensan diferente, muy diferente a aquel 11 de julio. Pero en realidad mis hijos son más libres ahora porque han encontrado su libertad dentro de ellos.
También yo he cambiado mucho. Todo esto ha representado un impacto emocional muy fuerte para alguien que tenía una vida normal, como la de cualquier otra cubana luchadora. Siempre he sido costurera, desde que me casé y los tuve a ellos. Así los encaminé, trabajando duro, y mi esposo igual. Nos hemos esforzado para que nuestros hijos tuvieran lo que nosotros no. Cuando se los llevaron presos estuve 62 días sin saber de ellos y 103 sin verlos. Los habían torturado, como a los otros, saberlo cambió mi vida y la de mi familia. Doy gracias a Dios porque me ha dado fuerza para seguir adelante y valor para enfrentar esta injusticia.
Marta Perdomo, la costurera, ha tenido que enfrentarse a un monstruo enorme para pedir la libertad de sus hijos. Es un aparato fuerte, represivo, que no respeta los derechos humanos. En Cuba eso no existe. Nada puede ser igual entonces: mi vida, mi salud, se han afectado y el estrés que amanece, atardece y anochece va pasando la cuenta. No soy la misma Marta, no soy la misma Marta de hace tres años. Mi vida ha cambiado mucho. Pero cada madre lleva dentro una leona, y nada me impedirá seguir en la lucha por la libertad de Jorge y Nadir. Salí a defenderlos desde el primer día y seguiré defendiéndolos mientras tenga que hacerlo.
Hemos experimentado mucha represión por parte de la Seguridad del Estado. Saberse vigilado es muy triste, saber que cada vez que uno va a salir hay personas ahí, viendo para dónde uno va, es terrible. Y no nos lo hacen solo a nosotros: también están intimidando a nuestros amigos. Algunos de nuestros hermanos en la fe inclusive no vienen a la casa porque saben que estamos vigilados. Los entiendo, no quieren problemas. Nos han dejado notas anónimas por debajo de la puerta desde el principio; envían a personas a que nos digan que no sigamos denunciando para que no les hagan daño a nuestros hijos.
Desde el primer momento pusimos un letrero en la ventana de la casa en el cual, junto con una foto de ellos, dice: «Libertad para Jorge y Nadir. Basta de injusticia». Vinieron los boinas rojas enseguida diciendo que teníamos que quitarlo. Pero no, les dijimos que se va a quitar el día que entren mis hijos libres por la puerta, mientras va a seguir ahí.
También hemos recibido mucho apoyo, gracias a Dios: de amigos pero también de personas que no conocemos. Mi esposo ha ido a comprar cosas que necesitamos y le han dicho: «Esto se lo damos a ustedes como regalo, porque son las madres y los padres de los presos del 11 de julio, de los hermanos Perdomo». Esas acciones nos han hecho llorar de alegría y de tristeza. Aunque no pueden venir a nuestra casa porque estamos vigilados, acosados por la Seguridad del Estado, y las personas tienen miedo a este monstruo horrible; sabemos que tenemos mucho apoyo.
De ahí saco fuerzas también y de mi gran esperanza, que es ver a mis hijos en libertad, que puedan cumplir sus sueños, sus metas por las que tanto lucharon y yo, como madre, los apoyé. También tengo la esperanza de que las cosas cambien en mi país y que un día todos, aunque pensemos diferente, podamos estar en paz bajo el mismo cielo, con nuestra bandera, todos juntos sin esta represión tan grande. Cuba necesita unidad para que suceda un cambio y que los cubanos tengamos libertad y una vida digna, a la que tenemos derecho. Con eso sueño y por eso, como madre y mujer cubana, lucho.
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Marta Perdono es la madre de dos de los cientos de presos políticos que llenan las cárceles de la Isla. Mediante su testimonio, CubaXCuba rinde homenaje a las féminas que desde sus espacios enfrentan la agónica situación que atraviesa el país: mujeres que cuidan de niños y ancianos, jubiladas, presas políticas y sus familias, trabajadoras, intelectuales, víctimas de distintas formas de violencia sin contar con el amparo del Estado, amas de casa, médicas, profesoras, voces disidentes.
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Imagen principal: Tomada del perfil de Facebook de Marta Perdomo.