Estructura

—Ya le dije, compañero, usted no está entre los seleccionados para el curso.

—Eso es poco serio.

—¿Poco serio? Sepa usted que este lugar, llamado Centro de Estudios de Técnicas de Dirección, cumple este mes treinta y siete años de creado. No nos nombramos Ceted porque un día Cetedijo esto y más tarde Cetedijo lo otro. Si le aseguro que no está en la lista es porque no está. Pero como hoy me colocaron en la recepción para ayudar y no tengo otra cosa que hacer, mándeme un mensaje con sus datos personales y haré una búsqueda más avanzada.

—Voy a agradecérselo. El curso «Cambios estructurales en Cuba» me interesa. No es que no tenga experiencia, he pasado por unas cuantas provincias y hasta por un ministerio, pero esos conocimientos me hacen más falta que nunca.

—¿Usted es de los que cree que tiene que haber cambios?

—No, qué va. En eso yo soy como el Comandante: si tiene que haber cambios, que sea para más socialismo.

—Y para más comida.

—No crea, la comida puede ser dañina para las entendederas si no se controla su distribución, por ahí va el camino.

—Pero es que ahorita ni se distribuye.

—A mí se me hace la boca agua cuando leo lo que logró Fidel en los sesenta en materia de control. En un informe titulado «Análisis específico de los friteros», expuso que «El producto más vendido es el pan con tortilla. Le sigue en segundo lugar la venta de croquetas y minutas de pescado, y después las fritas. En menor número se expenden papas rellenas, frituras y sardinas. En otros incluimos camarones, pescados, calamares, hamburguesas, guarapo, batidos, dulces y refrescos».

—A la que se le hizo la boca agua es a mí… ¿Y cuál fue el cambio estructural dada esa situación concreta de la croqueta?

—El Comandante se propuso «de manera clara y terminante, eliminar toda manifestación de comercio privado», como primer paso para prescindir del dinero, que «es un amargo y transitorio instrumento a cuya abolición debemos marchar».

—Mire si se logró ese cambio estructural que ya mi salario no alcanza ni para tres días.

—«Los cambios estructurales tienen que ver con las relaciones de producción, esencialmente las relaciones de propiedad, el entrelazamiento del conjunto de factores de la economía y el entramado de relaciones que se generan a partir de ahí».

—Es decir, quien no tenga relaciones no sobrevive. Quizás a eso se referían Marx y Lenin cuando expresaban que la base material determina la superestructura.

—«Se está tratando de imponer en las redes, sobre todo en la subversión, la vinculación directa de los cambios estructurales con el cambio de régimen. Eso es una falsedad, primero porque los cambios estructurales no representan en sí mismos un cambio de régimen».

—¿Quiere decir que para lograr en 1959 un cambio estructural, Fidel no tenía que haberse alzado en la Sierra? ¿Que bastaba con abrir en Birán una venta de garaje?

—«Hay que definir bien cuáles son los cambios estructurales que necesita nuestro socialismo para fortalecerlo, para salvarlo, y cuáles son los cambios estructurales que nos llevan al capitalismo».

—El mayor cambio estructural que ha habido en La Habana en los últimos años es esa estructura horrenda que se levantó en 23 y K. «¡En 23 se rompe el Korojo!», hubiera gritado Maceo en Mangos de Baraguá.

—Con una sola de sus habitaciones se compra en el mercado internacional una cantidad de comida que no puede usted imaginar.

—La cantidad de comida que debe engullir uno solo de los comensales de la orgiástica cena de la Fiesta del Habano en el Capitolio.

—Cena que recauda divisas que luego compran medicinas.

—Y no incluyen el alprazolam que me convenza de que todo se hace por el bien del pueblo. «Usted puede tener una economía socialista, de búsqueda de una sociedad mejor, y sin embargo la forma en que pretende resolver ese problema tiene un defecto que viene dado por la estructura de la riqueza que se crea», le oí decir en la televisión a un exministro de Economía que no sé por qué quitaron de ministro de Economía.

—El mismo programa de la TV que vi yo. Esa muchachita que lo conduce, Marxlenin, promete. Oiga qué lindo lo que dijo: «Socialismo y mercado no deberían estar en la misma oración sin oraciones subordinadas condicionantes que digan cómo deben ser».

—Por oír a esa subordinada perdió su curso, compañero. Acabo de descubrir que no se lo otorgaron porque los datos de la planilla no coinciden con el de su carnet de identidad: puso en ella Miguel, y usted se llama Miguel Mario.

***

Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.

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