In situ
—¿Cómo dormiste?
—En posición horizontal, con la cabeza en la almohada y el cuerpo extendido, a expensas de tus patadas.
—¡Chica, tú no cambias! ¡Dios me envía un llamado a la cordura, hago café, te lo traigo a la cama y me vienes con una declaración de guerra!
—Perdón. Increíblemente, no eres el motivo de mi disgusto. Tuve pesadillas: un barril con cargo caminaba ayer frente a la casa, seguido por una comitiva de funcionarios rechonchos.
—¡No hables así de Marrero! En Gibara nació, mataperreó conmigo estas calles, de cierta manera sigue siendo mi amigo.
—¿Tu amigo? No vi que mirara hacia el portal en el que un día jugó dominó contigo.
—Ahora domina más. En la visita anterior tú estabas en casa de «tu madre», le enseñé el techo para que nos ayude a reponer las tejas. Con cierta vergüenza me explicó «cuánto puede lograr un municipio si trabaja con recursos endógenos, con conciencia, voluntad y compromiso con el pueblo». Destacó «la importancia de la autonomía del tejar en beneficio del municipio». Apostó por «la producción local de materiales de la construcción con la utilización de madera y piso de losas de barro, solución alternativa ante la escasez de cemento».
—Seguro la casa suya en La Habana está construida con recursos endógenos de Italia, Bélgica, Inglaterra…
—¡Deja la ironía! Mira la cantidad de veces que ha visitado su terruño en los últimos meses. Ayer cumplió el acuerdo que regula el vínculo de los diputados con los electores del lugar donde resultaron elegidos. Chequeó in situ, es decir, donde se materializan las estrategias, esos nuevos conceptos,
—¡¿Nuevos conceptos?! ¿A casi medio siglo de creada, la Asamblea Nacional necesita dictar un Acuerdo para que los diputados establezcan vínculo con sus electores? ¿No es más sencillo refrendar uno que establezca que los diputados «tienen» que vivir en la región que representan? A ver, ¿por qué no visitó la piscina olímpica, concluida en 1979, restaurada por la Unicef en el 2008 y desde 2017 el vertedero más grande de esta, la «Villa Blanca»?
—Pequeñas escaramuzas que tiene Lazo ante sí y que se modelarán en el camino hacia el centenario de la Asamblea. Lo importante es que tenemos a Manolito ahí. Nos representa y nos recuerda que «producir alimentos depende de nosotros».
—¿Lo dijo en El Tucán?
—¿Eso qué es?
—El restaurante del Palacio de las Convenciones.
—No fue ahí. Visitó ayer el Polo Productivo Beola, recuperado a partir del desmonte de áreas cubiertas de marabú.
—¿Y quién le chapea la memoria a él? ¿Ha respondido alguna vez como diputado y ante los electores por la pérdida de un enclave que en su momento fue referencia nacional y posee una de las tierras más fértiles de la provincia?
—No lo lleves recio. Era por entonces ministro del Turismo. A la importación de hortalizas para los hoteles de Guardalavaca tuvo que dedicar muchas neuronas.
—Que las utilice en calcular que Beola posee 2100 hectáreas y 80 trabajadores, a dos caballerías por obrero agrícola. Mi abuelo tenía cinco, las atendía él solito, y puso sobre la mesa lo que no vende hoy un agro.
—Canel pasó por Holguín como secretario del Partido. Ha dicho que «la solución definitiva llegará con el incremento de las producciones».
—¡Vaya perspicacia!
—Raúl nació en territorio holguinero. En diciembre de 2021, al felicitar al Movimiento de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, sentenció: «Los tiempos han cambiado, pero la necesidad de producir alimentos se mantiene intacta».
—¡Si no dice otra cosa! Han pasado dos años y la jama está más difícil. Solo falta que nos exija el sacrificio de dejar de comer… ¡Bueno…!
—¡Coño, ya! Son muchas las perspectivas que se abren con ese polo.
—Hasta que, fieles al «polo», la cosa se enfríe.
—Esta vez no. Intervienen formas productivas, usufructuarios y otras fuerzas de trabajo, con casas de cultivo. Ya han exportado dos toneladas de ají picante.
—A juzgar por el precio de la latica que compré la semana pasada, con el que exportaron podrá financiarse el Festival de Cine Pobre, a ver si ponen algún filme picantico.
—¡No jodas más! Vístete y vámonos a Bariay, está especial el día para la playa.
—¡Buena esa! ¡Capaz de que se aparezcan los tres en igual número de caraberas, en son de descubridores!
***
Caricatura: Wimar Verdecia / CXC.