Reinvención del negocio del conflicto cubano: adaptabilidad ante el cambio de paradigma geopolítico
En el capítulo anterior, vimos cómo el Capitolio de La Habana se alzaba como símbolo de una bifurcación nacional: entre el festín elitista impulsado por GAESA y la reconstrucción inclusiva soñada desde el Kilómetro Cero. Hoy, regresamos a ese mármol, guiados por un viajero que ha entendido que el conflicto cubano no solo ha sido tragedia: ha sido, durante más de medio siglo, un negocio estructurado, transnacional y adaptativo.
Pero algo crucial ha cambiado. Las bases que sostenían ese modelo se desmoronan ante un nuevo orden geopolítico, acelerado por dinámicas tecnológicas, transiciones generacionales y decisiones políticas impredecibles. Ya no estamos ante una simple crisis, sino ante un umbral: ¿puede reinventarse el negocio del conflicto cubano? ¿O es tiempo de archivarlo y superarlo?
I. El conflicto como modelo de negocio: una estructura transnacional en crisis
Durante décadas, tanto en La Habana como en Miami, el conflicto entre Cuba y Estados Unidos fue rentable. El llamado 'Negocio del Conflicto Cubano' puede entenderse como un entramado de actores, recursos y discursos que convirtió la confrontación en capital político, económico y simbólico. Sus componentes incluyeron: actores directos (gobiernos, partidos, ONGs), actores satélites (medios, contratistas, influencers), financiamiento público o encubierto, plataformas ideológicas y narrativas polarizadas. En Miami, carreras políticas, medios de comunicación y ONGs se nutrieron de fondos federales. En La Habana, se consolidó un discurso de resistencia que legitimaba el autoritarismo. Pero el tablero ha cambiado. Las reglas ya no son las mismas. Y los jugadores tampoco.
II. Mutaciones convergentes: cuando muchas causas confluyen
Evitemos la falacia de la causa única. La reconfiguración del conflicto cubano no se debe solamente a los recortes presupuestarios del gobierno estadounidense, aunque estos hayan sido significativos. El cierre y ulterior reapertura parcial de Radio y TV Martí, la eliminación del parole humanitario para cubanos, y el desmantelamiento de la USAGM marcan puntos de inflexión. Pero estos eventos coexisten con otras transformaciones: el agotamiento del régimen cubano, la erosión del relato heroico del exilio, el cambio de foco geoestratégico de EE. UU., y el surgimiento de ciudadanos empoderados mediante tecnologías digitales.
III. Crisis de legitimidad y mutación discursiva
Cuando cae un paradigma, se tambalean también sus relatos fundacionales. La figura del refugiado heroico pierde fuerza frente a nuevas oleadas migratorias no amparadas por privilegios. La terminación del parole humanitario en marzo de 2025 dejó sin estatus legal a más de medio millón de personas. En el exilio, viejos actores intentan reconvertirse en humanistas o comunicadores. En La Habana, el régimen recicla el embargo como excusa y refuerza sus alianzas con China, Rusia e Irán. El resultado es un escenario saturado de ruido, pero pobre en legitimidad auténtica.
IV. ¿Quiénes capitalizan el nuevo orden?
El negocio del conflicto muta. Influencers, ONGs rebrandeadas, think tanks digitales y plataformas de activismo emocional ocupan espacios antes reservados a figuras tradicionales. Las redes sociales premian lo polémico por encima de lo profundo. En paralelo, el gobierno cubano refuerza su victimismo estratégico. En ambos extremos, la rentabilidad aún existe, pero bajo nuevas lógicas: la economía de la atención y la política de la post-verdad.
V. El factor geográfico: entre el encierro insular y la pérdida de influencia regional
La geografía dejó de garantizar poder. Cuba permanece aislada, pero conectada por redes subterráneas y digitales. La Florida ya no es decisiva electoralmente. Washington reorienta sus prioridades hacia China, la inteligencia artificial y el Indo-Pacífico. La presión sobre programas médicos cubanos en el Caribe muestra un nuevo enfoque: regional, estratégico y punitivo. La pregunta para el exilio es clara: ¿seguirá apostando al pasado o liderará una transformación auténtica?
VI. La diáspora: entre la fragmentación y la oportunidad
La diáspora cubana ha sido protagonista, pero también rehén de sus propias divisiones. Fragmentación ideológica, brechas generacionales, desigualdades económicas y cooptaciones partidistas han limitado su capacidad articuladora. Reconocer estas fallas es el primer paso hacia la construcción de un sujeto transnacional coherente y viable. No basta con estar fuera del control estatal; hay que ser libre también del pasado que no se ha digerido.
VII. Emergencia de una ciudadanía transnacional
El Viajero se sienta en los Pasos Perdidos y recuerda cuando ese espacio fue biblioteca, foro, cruce de ideas. Desde ahí imagina: una red transnacional de cubanos —dentro y fuera— que se organicen sin intermediarios. Una ciudadanía que promueva el mérito, la cooperación, la justicia y la innovación. Que rehúya del victimismo y abrace la responsabilidad compartida, articulando plataformas cívicas y económicas desde la pluralidad.
VIII. Dos escenarios posibles: ¿mutación o reinvención?
Escenario 1: Ciudadanía Transnacional Emergente (CTE). Las redes autónomas se multiplican. Se promueven el conocimiento compartido, el emprendimiento social y la incidencia desde fuera del poder tradicional. El resultado: una cultura cívica viva, descentralizada, con capacidad de acción.
Escenario 2: Reactivación del Conflicto desde Nuevas Élites (RCNE). Viejos intereses con nuevas máscaras. Influencers polarizantes, ONGs emocionales, think tanks al servicio del espectáculo. El resultado: continuidad del conflicto sin soluciones, más ruido y menos esperanza.
IX. El Kilómetro Cero como símbolo y crisole
Frente a la Estatua de la República, el Viajero no busca héroes, sino cómplices de una reconstrucción posible. El conflicto como negocio ha perdido rentabilidad estructural. Es tiempo de archivarlo. El KM Cero no es un inicio ni un final, sino un centro de gravedad desde donde relanzar la esperanza. Repolitizar la ciudadanía sin partidismos, en el pensamiento cívico, reconectar la diáspora sin prejuicios, y reconstruir sin repetir. Esa es la invitación.
«Es probable que la flexibilidad sea la habilidad humana más importante para sobrevivir en el siglo XXI, y las democracias son más flexibles que los regímenes totalitarios».
Yuval Noah Harari