Represión gubernamental en Cuba, mejor no apartes la vista
Que nadie piense que la condición de «enemigo del Estado» se borrará por guardar silencio. No hay un solo cubano dentro de Cuba que pueda estar seguro de que un día no será víctima de la represión.
(In)Seguridad del Estado: la ilegalidad del poder en Cuba
¿La Seguridad del Estado está por encima de la legislación que decidió el Estado? ¿O es que la Seguridad del Estado no responde al Estado? ¿La Seguridad de quién es, entonces?
De Saulos y Pablos, de caminos y borregos
Van los Saulos, metidos en sus senderos sin burros, siendo ellos las bestias de carga, sin tomar en cuenta esta paradoja: el «Sobre-poder» que los alimenta apenas retarda la natural muerte de un sistema y un gobierno oligárquicos.
Las confesiones de Padilla y el permanente dilema del intelectual en Cuba
El caso Padilla muestra el tránsito de la Revolución cubana hacia un totalitarismo de corte estalinista obsesionado patológicamente por la vigilancia del ser humano, sobre todo del sector intelectual.
Cuba: ¿risas que esconden llantos?
La tan manida frase: «los cubanos nos reímos de nuestras desgracias», siempre me ha parecido muy desafortunada. La juzgo un mecanismo de disociación, donde se ocultan las lágrimas y la frustración detrás de bromas que normalizan justamente lo que debe ser cambiado.
Carta de académicos al Consejo Ejecutivo de LASA
Los abajo firmantes, miembros efectivos de LASA, solicitamos que la Asociación emita declaración pública sobre la permanente represión política en Cuba, explícita esta vez en la persecución de la historiadora y editora cubana Alina Bárbara López Hernández.
La «guapería» del Estado cubano en Matanzas
El «guapo», en este sentido de la palabra, es el gran macho de la esquina del barrio, prepotente, alardoso, abusador y, en casos extremos, también puede ser un matón. En otras palabras, el guapo confía en la razón de la fuerza contra la fuerza de la razón.
Órdenes en conflicto
La existencia constitucional de la libertad no es suficiente si se impide su aplicación real y efectiva. Ese es uno de los principales dilemas que tiene ante sí la ciudadanía cubana. Es peligroso exigir nuestros derechos. Para la burocracia que nos dirige, por supuesto. Podríamos pasar, de un estado de anomia a uno de articulación cívica.